Hipocampo: para qué lo necesitamos y cómo fortalecerlo
Entrenar nuestras células grises es cada vez más importante para no perder nuestras capacidades cognitivas a medida que envejecemos y para mantener nuestras células cerebrales "jóvenes". Diferentes áreas del cerebro intervienen en la formación de nuestra memoria, nuestro sentido de la orientación y el procesamiento de nuestras emociones. Uno de los más importantes es el hipocampo.
Además de la salud física, mantener nuestras capacidades cognitivas y mentales a medida que envejecemos es cada vez más importante. Dado que nuestra esperanza de vida aumenta constantemente y que nuestras células cerebrales también pierden fuerza, cada vez es más prioritario fortalecerlas y entrenarlas para prevenir en lo posible diversas enfermedades como posibles formas de demencia lo mejor posible..
Una de las zonas del cerebro que no sólo se ve afectada por algunas formas de demencia, sino que además se reduce a lo largo de la vida sin que la enfermedad progrese de forma condicionada, es el hipocampo.
¿El hipopótamo qué?
Esta parte de nuestro cerebro es muy antigua en términos evolutivos: la información de otras áreas del cerebro fluye hacia ella, se procesa y luego se envía de vuelta a nuestra corteza cerebral. Precisamente por eso desempeña un papel enormemente importante en la transferencia de impresiones de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo, es decir, en la formación de los recuerdos. Pero no sólo es responsable de esto: También participa de forma significativa en la coordinación de los distintos contenidos. Esto significa que el hipocampo clasifica la información que recibimos en las categorías adecuadas. Esto también incluye los idiomas o nuestro sentido de la orientación¡! Así que si estamos en una ciudad y disponemos de una especie de "mapa" en nuestro cerebro a través del cual sabemos dónde están los puntos importantes de las esquinas, el hipocampo también es responsable de ello.
Pero eso no es todo
Esta zona del cerebro también es indispensable para nuestras emociones. En varios estudios que han analizado la memoria, se ha descubierto que el hipocampo trabaja muy estrechamente con la amígdala. Esta parte de nuestro cerebro es especialmente responsable de la evaluación emocional de las impresiones y de la vinculación de éstas con diversos sentimientos. Esto significa que cuanto más se active la amígdala durante los distintos acontecimientos, mejor podremos recordarlos.
Así que, dado que el hipocampo está implicado en tantas áreas de nuestra vida cotidiana, tampoco es de extrañar que una reducción de tamaño o incluso la ausencia del hipocampo tenga un fuerte impacto en nuestras vidas.
La vida sin el hipocampo
Las personas a las que les falta o se les destruye parte del hipocampo no pueden formar nuevos recuerdos, por ejemplo, y tienen dificultades para clasificar las emociones. Sin embargo, las personas afectadas aún pueden recuperar los contenidos almacenados previamente en la corteza cerebral. Esto es una prueba más de que el hipocampo desempeña un papel clave en la formación de nuevos contenidos de memoria.
Sin embargo, el tamaño y la presencia de nuestro hipocampo no sólo influyen en nuestra salud, sino que nuestro entorno también influye en el tamaño de nuestro hipocampo a la inversa. Por ejemplo, ya se ha descubierto en muchos estudios que las personas que sufren depresión muestran un volumen reducido de esta zona del cerebro. También se ha observado un efecto similar en relación con los traumas emocionales graves, ya que también en este caso las personas mostraron una reducción del volumen del hipocampo.
No sólo eso: los procesos de degradación en diversas enfermedades de demencia también pueden dañar permanentemente esta estructura cerebral. También se descubrió una conexión entre la epilepsia y el hipocampo.
Pero no sólo las enfermedades neurológicas pueden influir en el desarrollo de esta zona del cerebro. Nuestro estilo de vida también tiene un gran impacto en la salud de nuestro hipocampo. En los adolescentes que tienen un alto consumo de alcohol, se han encontrado correlaciones con las alteraciones de esta estructura cerebral en la edad adulta.
Hasta aquí la importancia del hipocampo
Así que ahora tenemos una visión general de por qué esta parte de nuestro cerebro juega un papel tan crucial en nuestras vidas y cómo funciona. Pero la pregunta más importante en este momento es: ¿Qué podemos hacer para entrenar de forma óptima nuestras células grises del hipocampo?
El entrenamiento del cerebro es un área muy amplia de la ciencia que se ha estudiado durante mucho tiempo. Se ha descubierto que diferentes ejercicios tienen efectos en diferentes partes de nuestro cerebro. Los crucigramas o rompecabezas regulares, por ejemplo, son un buen apoyo para el pensamiento vinculado y el recuerdo de contenidos ya almacenados. Desgraciadamente, este tipo de retos son menos eficaces para el hipocampo en particular, ya que participa principalmente en el almacenamiento de nuevos contenidos y no en su recuerdo.
El sentido de la orientación como clave
Sin embargo, hay varias estrategias que han demostrado ser especialmente eficaces para entrenar el hipocampo. Una técnica que ha demostrado ser muy eficaz es la de orientarse en lugares nuevos. Dado que el hipocampo desempeña un papel fundamental en nuestro sentido de la orientación, es evidente que está especialmente estresado cuando nos encontramos en lugares desconocidos y tratamos de obtener una visión general. Esto significa: en su próximo viaje por la ciudad, deje el sistema de navegación en el hotel, coja un mapa y confíe en su hipocampo: se lo agradecerá. Y si no nos cree: un estudio realizado en Londres en una época anterior a los sistemas de navegación descubrió que el hipocampo estaba agrandado en los taxistas.
Aprender algo nuevo
Sin embargo, además de nuestro sentido de la orientación, nuestro hipocampo también está muy implicado en la transferencia de nuevos contenidos a la memoria a largo plazo. Esto significa que la utilizamos (y reforzamos) cada vez que asimilamos nueva información y la almacenamos. Por supuesto, esto también ocurre durante la orientación, pero si no quieres viajar a otro país para hacer algo bueno para tu hipocampo, puedes entrenarlo igual de bien aprendiendo un nuevo idioma, por ejemplo.
Y no sólo se estimula nuestro hipocampo cuando aprendemos activamente nuevos contenidos. Los científicos han descubierto que al pasar tiempo en un entorno más variado, ¡se pueden producir cambios en el cerebro de los ratones! Se demostró que el propio envejecimiento celular se ve alterado por este entorno rico en estímulos, de modo que los ratones que envejecieron en un entorno más "interesante" mostraron menos cambios genéticos relacionados con la edad en su hipocampo que los ratones que envejecieron en un entorno con pocos estímulos. Esto sugiere que un entorno más diverso no sólo podría estimular nuestro hipocampo, sino que incluso podría protegerlo de la degradación celular relacionada con la edad.
Conclusión
Puede que el hipocampo tenga un nombre gracioso y discreto, pero su trabajo no es nada discreto. Un hipocampo sano nos permite aprender nuevos contenidos, procesar emociones y orientarnos en lugares nuevos (y ya conocidos). Sin embargo, dado que puede verse afectado por diversas enfermedades o por el avance de la edad, es especialmente importante reforzarlo y mantenerlo. Y esto puede hacerse fácilmente incluso en la vida cotidiana: prescindir del sistema de navegación y tratar de orientarse sin ayuda, o aprender algo nuevo. Tu cerebro te lo agradecerá.