Demencia: ¿Qué ocurre en nuestro cuerpo?
Según una estimación de "Alzheimer's Disease International", más de 50 millones de personas en todo el mundo están actualmente afectadas por alguna forma de demencia, y una proporción significativamente mayor de ellas son mujeres. Debido al aumento constante de nuestra esperanza de vida, la incidencia de la demencia también está aumentando con más fuerza cada año: se espera que para el año 2050, alrededor de 152 millones de personas estén luchando contra la demencia. Pero, ¿cuál es la causa de la demencia? ¿Y qué ocurre en nuestro cerebro cuando tenemos la enfermedad?
La demencia es un término colectivo que designa diversas enfermedades cerebrales crónicas que se asocian a un deterioro gradual de las capacidades cognitivas, emocionales y sociales. Por lo tanto, la demencia en sí no es una enfermedad en el sentido clásico, sino un llamado síndrome, término que se utiliza cuando los diferentes síntomas se presentan en determinadas combinaciones. Cada uno de estos síntomas puede darse en relación con diferentes enfermedades cerebrales, que se subclasifican como "formas de demencia" para hacer posible una clasificación.
A su vez, se distingue entre formas primarias de demencia y formas secundarias de demencia. Las formas primarias de demencia se basan en la pérdida de células nerviosas en el cerebro, lo que provoca los síntomas. Esta forma de demencia afecta al 91% de todas las demencias. La más conocida de estas formas de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que representa unos dos tercios de todos los casos. Además, enfermedades como la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy y la demencia frontotemporal se encuentran entre las demencias primarias más comunes.
Las formas secundarias de demencia afectan a alrededor del 9% de todas las demencias y se producen como resultado de otra enfermedad subyacente o de una afección preexistente. Las demencias secundarias son, dependiendo de la enfermedad subyacente, parcialmente curables o los síntomas pueden incluso revertirse.
Dado que existen muchas formas diferentes de demencia, todas ellas con un funcionamiento diferente en el cuerpo humano, hoy queremos presentarle al menos una de ellas, la más conocida (y extendida): la enfermedad de Alzheimer.
Alzheimer - Lo que ocurre en nuestras células
Dos proteínas que se producen de forma natural en el organismo son las principales responsables del desarrollo de la enfermedad: Beta-amiloide y la proteína tau.
Beta-amiloide
El beta-amiloide se forma por reacciones bioquímicas a partir de la proteína precursora del amiloide y es escindido y descompuesto por el organismo en las personas sanas. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, la descomposición de la proteína está alterada: esto da lugar a la formación de la proteína beta-amiloide, que se acumula en forma de oligómeros perjudiciales, es decir, moléculas compuestas por unidades estructuralmente similares. Estas acumulaciones forman lentamente depósitos insolubles entre las células nerviosas, también conocidos como placas beta-amiloides o placa de Alzheimer. Estos depósitos ya no pueden ser descompuestos por el organismo y provocan problemas de comunicación entre las células.
Proteína Tau
La proteína tau, en cambio, actúa en un lugar diferente: está presente en el interior de nuestras células y forma allí los microtúbulos, una estructura tubular que es responsable del transporte de nutrientes y otras sustancias dentro de las células nerviosas. De este modo, no sólo aseguran el suministro de nutrientes, sino también la estabilidad de las células nerviosas. Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, la proteína tau se altera químicamente y se acumula en forma de fibras, también llamadas fibrillas tau. La proteína ya no puede sostener las células nerviosas ni suministrarles nutrientes, por lo que no sólo pierden su forma sino también su función y acaban por desintegrarse.
Hasta aquí todo bien, pero ¿qué significa exactamente para nosotros?
En combinación, los cambios en estas dos proteínas impiden la comunicación entre las células nerviosas y conducen a un aumento de la muerte de las células nerviosas y las sinapsis con el tiempo. Como éstas sólo pueden renovarse de forma limitada, la pérdida de células nerviosas supera la formación de otras nuevas: se produce un desequilibrio y la información ya no puede intercambiarse suficientemente. En nuestro cerebro, la corteza cerebral y el hipocampo se ven especialmente afectados. Estas son las regiones responsables de nuestra memoria, pensamiento, lenguaje y orientación.
Las causas del Alzheimer
Una ligera degradación de las células cerebrales es normal con la edad, ya que los procesos de renovación celular disminuyen con la edad. Sin embargo, todavía no se sabe exactamente por qué se produce la pérdida acelerada de células nerviosas en nuestro cerebro. Sin embargo, hay algunos factores que hacen más probable una posible enfermedad. Aunque la edad avanzada es la que más se relaciona con el Alzheimer (sólo un 1% de las personas menores de 65 años desarrollan Alzheimer), también hay algunas condiciones físicas preexistentes que parecen influir en el riesgo.
Entre ellas se encuentran:
- Presión arterial alta
- El sobrepeso
- Niveles elevados de colesterol
- Niveles elevados de homocisteína
- Calcificación vascular
- Azúcar en sangre mal controlada en el caso de la diabetes
- Estrés oxidativo, causado por compuestos de oxígeno agresivos que contribuyen al depósito de proteínas
Otros factores, como las infecciones, las infecciones víricas y los trastornos mentales preexistentes, siguen siendo objeto de un estudio exhaustivo en relación con la demencia.
Aquí hemos recopilado una lista de consejos para ayudarle a reducir el riesgo de desarrollar demencia.
Si usted o alguien cercano a usted está mostrando signos de demencia o ya ha sido diagnosticado, no tiene que pasar por este difícil momento solo. Pedir ayuda, hablar o ser educado a menudo puede aliviar gran parte de la carga. Puede encontrar algunos puntos de contacto e información aquí:
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