Zinc: Función en nuestras células cerebrales
Nuestro cuerpo es especialmente bueno para descomponer los alimentos en sus componentes, filtrar sus nutrientes y utilizarlos en las células donde se necesitan. Esto también se aplica a nuestras células cerebrales, por lo que nuestra dieta no sólo tiene un impacto directo en nuestros niveles de energía, físico y salud celular, sino también en nuestro estado de ánimo y capacidades cognitivas.
¿Se ha dado cuenta de que la espermidina aparece de la mano del zinc como ingrediente adicional en todos nuestros productos? Hay una buena razón para ello: al igual que nuestro cuerpo excreta o acumula el exceso de nutrientes, reacciona a diversas carencias haciendo que algunos procesos de nuestras células funcionen con menos fluidez.
El zinc es un nutriente indispensable en nuestras células cerebrales. Esto se debe a que el zinc no sólo es responsable del metabolismo, sino también de nuestra capacidad de pensar, nuestro impulso y nuestra capacidad de reacción. Por ello, las consecuencias de una carencia de zinc son aún más graves. En los niños, una carencia de zinc puede provocar dificultades de aprendizaje y problemas de concentración. En los adultos, una carencia persistente de zinc puede provocar inquietud, apatía, cambios de humor y, en casos graves, incluso depresión.
Resultados del estudio
Por ejemplo, un estudio estadounidense comprobó el efecto de los suplementos de zinc en el rendimiento mental de más de 200 niños: Los niños que consumieron más zinc obtuvieron mejores resultados en las pruebas de atención, concentración, capacidad de aprendizaje y habilidades de memoria.
Qué hace el zinc en nuestras células cerebrales
Nuestro cerebro es el centro de todos los procesos que ocurren en nuestro cuerpo. Cada señal, hormona, cambio, movimiento y pensamiento está controlado, regulado y ajustado constantemente por nuestro cerebro. Todos estos procesos son esenciales para que nuestro cuerpo funcione lo mejor posible y podamos percibir, procesar y reaccionar a toda la información del entorno.
Para que toda esta información se comunique sin problemas entre nuestras células cerebrales, se necesitan mensajeros nerviosos especiales (también llamados neurotransmisores). Hay algunos mensajeros que tienen efectos activadores (como la dopamina) y otros que tienen un efecto calmante o inhibidor. El zinc es un componente importante de algunas enzimas de nuestro cerebro, por lo que interviene en la formación de estas sustancias mensajeras.
Al mismo tiempo, participa en el proceso de conversión de los estímulos químicos en señales eléctricas. Esto significa que las impresiones químicas, como los olores o los sabores, se convierten en información en nuestras células cerebrales gracias (entre otras cosas) al zinc, que nos permite procesarlas y clasificarlas.
Como último punto más importante, el zinc interviene en la transmisión de señales entre las sinapsis individuales (es decir, los puntos de contacto entre las células nerviosas). Porque allí se encarga de amortiguar la excitación excesiva de las células nerviosas y evitar que nuestro cuerpo reaccione de forma exagerada a cualquier señal.
Pero, ¿cómo se manifiesta exactamente la carencia de zinc?
Por lo tanto, en el caso de una deficiencia de zinc, hay algunos signos que indican que nuestras células cerebrales están funcionando de forma desequilibrada. Por ejemplo, si faltan las sustancias mensajeras que activan nuestras células nerviosas porque no pueden formarse sin zinc, puede producirse fatiga crónica, desgana o depresión. Por otro lado, si hay muy pocos neurotransmisores inhibidores debido a una deficiencia de zinc, esto puede provocar ansiedad o un aumento de la agresividad.
Al participar en la "traducción" de las señales químicas a eléctricas, una deficiencia también puede provocar trastornos del sentido del olfato o del gusto.
Entonces, ¿cómo podemos prevenir una deficiencia?
Especialmente a través de nuestra dieta, podemos influir mucho en los nutrientes que están disponibles para nuestro cuerpo. Hay algunos alimentos que aportan todos los ingredientes importantes para tus células cerebrales. Entre ellos, el pan integral, el pescado, los frutos secos y la fruta. ¡Puede leer más en nuestro blog sobre Brainfood!
Conclusión
El zinc, junto con otros nutrientes, desempeña un papel importante en la transmisión de señales entre nuestras células cerebrales y, por tanto, no sólo es muy importante para nuestras capacidades cognitivas, sino también para nuestro estado de ánimo. Por lo tanto, una deficiencia puede provocar cambios de humor, fatiga e incluso depresión. Por ello, una dieta sana y equilibrada es especialmente importante para la salud de nuestras células grises.